La marcha hacia Madrid. Objetivo: Toledo by Ricardo de la Cierva

autor:Ricardo de la Cierva [Cierva, Ricardo de la]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 1996-12-31T16:00:00+00:00

Las columnas del general Mola

en la sierra de Madrid

Una vez que el general Mola asentó firmemente su poder en Navarra y empezó a recibir, en la misma mañana del 19 de julio de 1936, la nutrida y valiosísima aportación de los voluntarios carlistas, dio los pasos necesarios para instituir un elemental Gobierno de la zona rebelde —la Junta de Defensa, con sede en Burgos— y se preocupó de atender a tres frentes de guerra, todavía no formados.

En primer lugar, la defensa de las capitales de Aragón ante la amenaza inminente de las columnas catalanas, como acabamos de describir; en este primer objetivo consiguió un éxito defensivo muy notable gracias a la decisión de las poblaciones civiles aragonesas de resistir a todo trance y gracias también al trazado de un frente de longitud desmesurada, de forma que cubriese las tres capitales mediante un sistema de puntos fuertes que defendería con la creación de la eficaz reserva móvil a las órdenes del comandante Galera, una acción que duró varios meses y que constituye uno de los grandes logros de toda la Guerra Civil.

En segundo lugar —no me refiero a la cronología, los tres objetivos del general Mola son simultáneos—, el envío de la columna García Escámez hacia Madrid, para donde también salían la columna formadas en la Séptima División (Valladolid) de acuerdo con las instrucciones de Mola previas al Alzamiento; la columna Escámez partía de Navarra, es decir, del territorio de la Sexta División.

En tercer lugar, a la vez que cubría los objetivos anteriores, Mola se ocupaba de organizar una línea defensiva, necesariamente débil, al sur de la cordillera cantábrica para frenar cualquier intento preparado en las provincias de la franja cantábrica republicana; pero en el frente del Norte Mola concentraba sus mayores esfuerzos en la penetración sobre la provincia de Guipúzcoa para llegar a Irún y cortar toda comunicación de la franja cantábrica enemiga con Francia.

Se trataba de tres objetivos de gran envergadura, que Mola debía conseguir con fuerzas muy escasas en sectores muy dispersos. A estas acciones se agregaba otra de suma importancia; el socorro a Oviedo, facilitado por la previsión del coronel Aranda para la defensa de la ciudad y por el completo dominio de Galicia dentro de la causa del Alzamiento, después de los primeros días de incertidumbre. Para todos estos empeños, Mola contó con la ayuda del general Franco, sobre todo después del enlace entre los ejércitos de África y del Norte una vez que el general Yagüe tomó la ciudad de Mérida el 11 de agosto.

La columna navarra del coronel García Escámez —formada por fuerzas regulares, de orden público, voluntarios carlistas y falangistas— se encargó de asegurar el triunfo del Alzamiento en La Rioja y en la ribera de Navarra y sólo entonces reanudó su marcha sobre Madrid a través de la provincia de Soria, donde desempeñó la misma función.

Soria pertenecía a la Quinta División, pero fue atendida desde Navarra, no desde Zaragoza, donde el mando tenía tarea de sobra con oponerse a las columnas catalanas.

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